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Diario YA


 

Comienza la cuenta atrás


Anabel Santos, Pekín. 4 de agosto.

Se acercan las Olimpiadas de Pekín. Hasta hace bien poco, la ciudad entera se apresuraba en terminar obras aún en construcción y en repartir voluntarios y policía por cada esquina. Cada día aparece un nuevo centro comercial, un nuevo hotel, o un moderno edificio de viviendas. O lo que es lo mismo, cada día desaparece un antiguo comercio o una casa de apenas una o dos plantas. A la vez, surgen como por arte de magia las banderolas, los macizos gigantes de flores, los paneles informativos y las vallas publicitarias que recuerdan que los Juegos ya están aquí. Los principales edificios han sido limpiados a fondo, así como las grandes avenidas. Pero la ciudad no sólo se ha vestido de gala sino que sigue haciendo todo lo posible por cumplir con su promesa de ofrecer un aire limpio a deportistas y visitantes. A las jornadas de sol aún les suceden otras con una espesa niebla, típica de la atmósfera de Pekín, pero tremendamente nociva para su imagen y, por supuesto, para cualquiera que la respire. Las medidas adquiridas por la capital de China no están dando el resultado esperado. El pasado 20 de julio, Pekín impuso una restricción del tráfico a la mitad. Desde entonces, los vehículos sólo pueden circular en días alternos, quedando establecidos los turnos por el número de matrícula, par o impar. También se paralizaron multitud de construcciones y se suspendió la actividad en fábricas de dentro y fuera de la ciudad. Aún con esto, el cielo todavía amanece gris la mitad de los días, algo que también se debe a factores climáticos, como el calor y la humedad típicos de la época estival, según las autoridades. Éstas indicaron hace apenas una semana que existía la posibilidad de incrementar las medidas tomadas para reducir la polución. A saber: mucho menos tráfico y muchas menos construcciones.

El pasado 20 de julio, Pekín impuso una restricción del tráfico a la mitad. Desde entonces, los vehículos sólo pueden circular en días alternos

En este sentido, el trabajo llevado a cabo por Pekín, a pesar de algunas críticas, ha sido reconocido por el COI. El presidente de la Comisión de Prensa de la organización, Kevan Gosper alabó los esfuerzos de la ciudad en cuanto a la mejora de la calidad del aire, recordando que ésta ha invertido 17.000 millones de dólares para controlar la contaminación, lo que, destacó, dejará un legado importante para el país entero.

Se espera que quienes lleguen a Pekín estos días no sólo puedan respirar tranquilos, sino también desplazarse por la ciudad con comodidad. Para ello, la red de transporte público  ha sido ampliada fundamentalmente con dos líneas nuevas de metro, una de ellas directa al aeropuerto, además de la que recorre algunas de las principales instalaciones deportivas. Para atender a los extranjeros que visiten la ciudad, ésta está plagada de jóvenes (y no tan jóvenes) voluntarios, la mayoría con conocimientos de inglés, que no dudan en dirigirse a cualquier recién llegado con el fin de proporcionarle, o al menos intentarlo, la información necesaria. Éstos voluntarios salpican cualquier rincón de la ciudad, inundada ya de camisetas, gorras con el logotipo del evento deportivo y merchandising para todos los gustos, donde las mascotas olímpicas, las Fuwa, son las protagonistas indiscutibles. Por supuesto, no faltan las banderas de China, cuya venta se ha multiplicado en las últimas semanas. También empiezan a verse a los representantes de las delegaciones extranjeras, que aprovechan los días previos a los Juegos para hacer turismo por Pekín y alrededores.
 

Pekín vive estos días otras modificaciones. Desde hace algunas semanas se ha incrementado la presencia policial, especialmente en los lugares de mayor tránsito

Además de los cambios de imagen, Pekín vive estos días otras modificaciones. Desde hace algunas semanas se ha incrementado la presencia policial, especialmente en los lugares de mayor tránsito como las zonas comerciales de Wanfujing y Xidan o la plaza de Tiananmen. Para acceder a esta última es necesario pasar un control de seguridad, e incluso las autoridades han anunciado que se prohibirá la entrada al lugar si lo consideran oportuno. Tanto las entradas al aeropuerto como todas las estaciones de metro cuentan con detectores de metales por los que, cada pasajero, ha de hacer pasar sus pertenencias.

Además de esto, los habitantes de Pekín despiertan casi cada día con una normativa nueva. Con nuevas reglas, deberes y obligaciones que empiezan a resultar cuanto menos irritantes para el ciudadano de a pie. En especial, para los extranjeros que residen en la capital de China y que por cierto, son menos que hace unos meses ya que en un intento por maximizar la seguridad, se renuevan los visados justos y necesarios devolviendo a sus países de origen, al menos hasta que terminen los Juegos, a numerosos forasteros.
 
Para los que se quedan, surgen determinadas complicaciones. En primer lugar, se ha hecho correr la voz de la necesidad de que todos los extranjeros que residen en la ciudad lleven consigo el pasaporte original. Nada de copias. Se están llegando a dar casos en los que la policía se persona en los domicilios para corroborar que toda la documentación está en regla y los familiares y amigos que acuden al país, necesitan obtener un permiso de residencia temporal que atestigüe dónde se aloja el visitante. No obstante, todo hay que decirlo, la intensificación de las medidas de seguridad lo más que causa es cierto incordio, y al menos para el foráneo, no existe la sensación de represión de la que se han hecho eco algunos medios. En más, si uno sale a tomar una copa por las zonas de máxima afluencia de extranjeros, podrá comprobar que estos siguen divirtiéndose con toda libertad. Lo único que pueden notar es que han desaparecido los clásicos puestos de venta de comida en la calle, tan socorridos a ciertas horas de la madrugada, y que las copas, en algunos lugares, han subido de precio.
 

Se ha hecho correr la voz de la necesidad de que todos los extranjeros que residen en la ciudad lleven consigo el pasaporte original. Nada de copias

 
Por que eso sí, vivir en la capital de China cada vez es más caro… más de uno se ha frotado las manos pensando que las Olimpiadas iban a ser la gallina de los huevos de oro y en vista del posible negocio, han elevado los costes. En caso de los alquileres, quizá lo más destacable de todo, lo han hecho de forma completamente arbitraria. Tal es así que algunos chinos residentes en la ciudad, no pekineses, han tenido que regresar a sus casas hasta que concluyan los Juegos y, en consecuencia, la renta de los pisos vuelva a ser la que era. Incluso se han dado casos de residencias de estudiantes que han “invitado” a los que se hospedan en ellas a abandonar su habitación durante el periodo estival, con la vista puesta en alquilar las alcobas a los turistas a un precio bastante más elevado del habitual.
 

Cualquier país del mundo hubiera intensificado la seguridad y extremado el control, más cuando se ha barajado la posibilidad de que exista una amenaza terrorista

A pesar de todo, es posible que las medidas adoptadas por Pekín, en comparación con las que aplicaron con anterioridad otras ciudades anfitrionas de unas Olimpiadas, no sean tan diferentes. Cualquier país del mundo hubiera intensificado la seguridad y extremado el control, más cuando se ha barajado la posibilidad de que exista una amenaza terrorista. Por otro lado, tampoco China ha sido el único país que ha aprovechado el tirón del evento para subir los precios. Sin embargo, sobre Pekín planean otros fantasmas. El de la censura y el del dudoso respeto por los derechos humanos.

Según Reporteros Sin Fronteras, “los chinos defensores de los derechos humanos son detenidos, acosados u obligados a marcharse de Pekín mientras que se impide acudir a China a sus apoyos en el extranjero”. Por esta razón, y en vista de la pasividad e indiferencia que achaca al COI, la asociación ha convocado una cibermanifestación delante del Estadio Olímpico de Pekín, a través del sitio www.rsfbeijing2008.org, el próximo 8 de agosto, día de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos.

A Reporteros sin Fronteras, no obstante, parecen funcionarle las protestas. Según publicaban ellos mismos, desde el pasado 1 de agosto se puede acceder a su sitio de Internet, www.rsf.org desde el Centro Olímpico de Prensa para periodistas acreditados, así como en otros lugares de Pekín y en Shanghai. Efectivamente, en Pekín, entrar en la página web de RSF ya no es problema. También confirmaban que el 31 de Julio algunos periodistas que se encontraban en el centro de medios de comunicación pequinés pudieron acceder al sitio de Internet de la organización Amnistía Internacional, así como  al de la BBC, incluida su versión china. Sin embargo, aseguran, sigue siendo imposible acceder a las páginas de Internet del movimiento espiritual Falungong, o a las de organizaciones tibetanas.

Entretanto, Amnistía Internacional denuncia que “China sigue incumpliendo los compromisos que adquirió de introducir mejoras en materia de derechos humanos. La pena de muerte, la censura a periodistas y medios de comunicación, la represión contra los activistas por los derechos humanos…” siguen, según la organización, “ensombreciendo al gigante asiático”.

En este sentido, también Amnistía Internacional desarrolla campañas de protesta. En la última, cuentan con el apoyo de deportistas como Fernando Romay y Abraham Solano quienes reclaman a China “un avance serio y notable en el respeto a los derechos humanos”.

Por su parte, Human Rights Watch ha publicado una guía para periodistas, Reporter’s Guide to Covering the Beijing Olympics, donde dan algunas indicaciones para la cobertura de los Juegos a los 5.600 periodistas y fotógrafos acreditados. También se critica el papel del COI, al que acusan de auspiciar la censura durante estas Olimpiadas.

En relación a estas críticas, desde el COI, Kevan Gosper dijo que se había llegado a un entendimiento en el sentido de que se debe realizar una "cobertura sin censura de la Justa". Además agregó que todos los países del mundo cuentan con un cierto grado de censura sobre la comunicación, incluyendo páginas con contenido pornográfico y sitios considerados "subversivos en materia política" o cuyos contenidos "ponen en riesgo el interés nacional".

Hasta ahora, todo lo que hemos visto no ha sido más que un gran ensayo general. La tremenda maquinaria preparada de cara al evento tan sólo está empezando a rodar

A pesar de lo mucho que se está hablando sobre China a medida que se acercan las Olimpiadas, habrá que esperar a que éstas comiencen para observar sobre la marcha cómo se desarrolla el acontecimiento. Si se logra alcanzar un nivel óptimo en la calidad del aire, si se facilita la labor de la prensa, si la organización será la correcta o si las instalaciones deportivas funcionan según lo previsto. Y es que, hasta ahora, todo lo que hemos visto no ha sido más que un gran ensayo general. La tremenda maquinaria preparada de cara al evento tan sólo está empezando a rodar aunque, de lo que no hay duda, es de que China ha hecho y hará todo lo posible para que estos Juegos sean recordados como los mejores de la historia y proporcionen al país el espaldarazo que la sitúe entre las grandes naciones del mundo, sin ser vista con el recelo que aún motiva entre la comunidad internacional. China quiere darse a conocer, mostrar una historia y una cultura de la que se siente orgullosa, salvo episodios como la matanza de Tiananmen, que todavía parece incapaz de tragar. Respecto a su futuro, estos Juegos pretenden ser una demostración de poderío gracias al cual, si todo sigue el curso previsto, nadie tenga ya dudas del enorme potencial del país.

 

 

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