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Día Nacional de Italia: De los asentamientos en 1215 a.C. a la Expo en 2015 d. C.

Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. Delegado en Levante de Diplomacia S.XXI.
Antes del año 1200 a.C., cuando el poder micénico se hallaba en su punto álgido en el este, la Península Itálica estaba poblada por pequeños asentamientos dispersos a lo largo y ancho de la misma.
Pese a la distancia que separaba a un asentamiento de otro, estos pobladores fabricaban el mismo tipo de vasijas, lo que sugiere que todos ellos compartían un ancestro común.
Dado que muchos de los asentamientos estaban situados en las faldas de los Apeninos, los arqueólogos y antropólogos hemos englobado estos asentamientos dentro de la conocida como " Cultura Apenínica ".
Durante la Edad Oscura de Grecia o del Bronce tardío ( 1200 - 900 a.C. ), dicha cultura apenínica dio lugar a diversas variantes.
Las diferencias se hicieron patentes no sólo en los diferentes estilos cerámicos, sino también en el armamento y las armaduras. El empleo de herramientas y armas de hierro empezó a extenderse lentamente por la península.
La población creció: un único asentamiento podía llegar a reunir a varios miles de personas. Antes del año 1200 a. C., todos los " italianos " habían empezado a enterrar a sus muertos. Ahora, a finales de este periodo, muchas aldeas norteñas empezaron a quemar sus cuerpos.
Cuando las primeras naves griegas llegaron para comerciar, existían diferentes prácticas que, de nuevo, arqueólogos y antropólogos hemos utilizado para diferenciar a sus primeros habitantes.
Los pueblos que aún enterraban a sus muertos se clasifican en tres grupos: Los Fossa, que habitaban las tierras bajas de la costa oeste hasta el pie de la bota italiana; Los Apuleos, situados justo encima del talón; y la región del Adriático medio en las faldas de los Apeninos.
Los Habitantes de las aldeas del norte que cremaban a sus muertos se dividen en cuatro grupos: La cultura de Golasseca, al oeste, que enterraba a sus soldados con sus carros y armaduras; Los Este, que realizaban bellos trabajos en bronce más al este; la cultura de Vilanova al sur, que no sólo enterraba a sus muertos, sino que encerraba además sus cenizas en sus urnas; y los latinos, separados de los Vilanova por el río Tiber.
Las pequeñas aldeas latinas, pertrechadas en lo alto de las colinas para mayor seguridad, estaban unidas por un idioma común.
Todas ellas hablaban un idioma conocido con el nombre de " latín ", una de las al menos cuarenta lenguas diferentes que se hablaban en la Península Itálica, y que al final del periodo antes mencionado se convirtió en factor vertebrador de todos estos pueblos itálicos y constituyente de la realidad peninsular italiana como un todo, a pesar de las diferencias en otros aspectos culturales.
Viene a mi mente, como conclusión, la declaración del estadista austriaco Clemens von Metternich, cuando los diferentes estados italianos estaban gobernados por Austria, en el S.XIX: " Italia es meramente una expresión geográfica y por tanto puede ser parte de Austria ", acto seguido los acontecimientos le quitaron la razón y estalló el sentimiento a favor de la realidad nacional italiana que se consolidó en 1861; el comentario de Metternich es igualmente aplicable al S.VIII a. C. quedando evidente la grandeza histórica de Italia, viéndose aumentada por la constitución del Imperio y la expansión del Mensaje de Cristo que ha llegado hasta nuestros días en los que se celebra el Día Nacional de Italia, 2 de junio, y la Feria italiana de Milán 2015.

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