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Diario YA


 

El Ius Sanguinis debería ponerse encima de la mesa

Emigrantes ¡Ya! o Diáspora Existe… ¿nuevas vías de representación?

David Casarejos. Presidente del Consejo de Residentes del centro de Reino Unido. Consejero por Reino Unido en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior. La democracia española ha cambiado en la ultima década, con partidos que llegaron y cambiaron el bipartidismo. Algunos de los que llegaron casi ya desaparecieron, otros aguantan, y otros suben.
Es difícil encontrar ninguna alusión a la población que emigró por parte los partidos políticos presentes en el arco parlamentario y esta ha sido una constante durante el bipartidismo y en esta nueva era de pactos y confluencias.  
En las últimas elecciones generales, así como en las de Castilla y León de la semana pasada se muestra un patrón común y es la inclusión en muy pocos de los programas de aspiraciones o ideas hacia la emigración. Estas ideas, que no son para nada creativas, son difícilmente trasladadas a ninguno de los programas de gobierno y cuentan con un presupuesto mínimo o nulo.
Un ejemplo es el punto común para todos ellos de plantear mejoras en los planes de retorno en unas cuantas comunidades autónomas, así como en el plan retorno del Gobierno. Todos estos planes, que demuestran grandes diferencias según la región, no son más que planteamientos elitistas, cortoplacistas y que más que intentar atraer el retorno de emigrantes esta mas interesado en la inversión que pueden traer consigo tras su tiempo trabajando en el exterior. Se espera que el emigrante que vuelva sea solo el del éxito y la capacidad de emprender en el país del que se les expulsó.
Ya hay de todas formas encima de la mesa una estrategia clara creada por aquellos a los que no escuchan.
Soria ¡Ya! o Teruel Existe han mostrado que si no te quieren hacer caso por las buenas te lo harán por las malas, con representación y asientos allí donde se organiza el cotarro y teniendo peso en las futuras combinaciones de partidos para los gobiernos que se vayan sucediendo.
Esta misma idea se podría trasladar al marco de la diáspora con un partido transversal y que no sea una escisión de los que existen y con una clara visión y objetivos que demuestren que han nacido para sacar resultados para las más de dos millones seiscientas mil españolas en el exterior.
Solo con una representación en Madrid que incomode a los partidos que hasta ahora se han olvidado de la emigración se podrán lograr las mejoras necesarias y quizás que los planes de retorno se dejen de elaborar en un despacho de Madrid por un trabajador que jamás ha salido fuera de su tierra, y los ciudadanos en el exterior decidamos o al menos podamos poner un granito de arena en el trabajo que se hace por nosotros, cuando a veces ni conocen de cerca nuestras necesidades.
El Consejo General de la Ciudadanía española en el exterior y los consejeros generales repartidos por el mundo, que es la vía institucional de sumarnos al dialogo, no se utiliza para nada y tenemos que buscarnos otra puerta para entrar en el Congreso, Senado, y Parlamentos regionales.
Un partido de emigrantes tendría que tener una clara posición y centrarnos en los temas que preocupan a la emigración. Se debería eliminar cualquier riesgo de llevar un discurso de “ellos contra nosotros” respecto a la inmigración…los emigrantes somos inmigrantes en nuestros países de acogida y es clave no entrar en guerras de cuanto se presupuesta en una u otra dirección ya que la inmigración tiene un impacto directo en las pensiones, y es necesario que siga llegando a nuestro país para asegurar el sostenimiento del sistema. Justificar posiciones en este sentido es justificar a Nigel Farage con las razones xenófobas del Brexit y acerca a un sector político que necesita un cordón sanitario.
En vez de exigir un helipuerto en el Hospital de Ávila o una mejor conexión por carretera a grandes ciudades desde Soria, el partido de la emigración podría exigir aulas ALCE en los grandes núcleos urbanos con miles de españoles, y cumplir con una ley y unos objetivos que los partidos nunca han cumplido.
Se podrían crear ayudas a la repoblación en la España vaciada, con una inversión que asegure la cobertura tecnológica necesaria para hacer de estos pueblos lugares viables para retornar, con ayudas directas al retorno que no acaben en los bolsillos de los ministerios, a través de la creación de subdirecciones o oficinas de retorno que no funcionan.
Podrían defender los derechos de TODAS las españolas en el exterior que no tienen acceso a la nacionalidad de la misma manera que tienen las italianas, portuguesas o francesas y exigir que tan español soy yo como cualquier ciudadano hijo o nieto de españoles nacido en el exterior, ya sea en 2022 o que nacieran en 1950 de padre o madre española, sin límites. A algunos se les hincha el pecho hablando de su sentimiento de españolidad y este sentimiento mismo lo tienen muchos compatriotas y no se les permite acceder a un pasaporte español. El Ius Sanguinis debería ponerse encima de la mesa.
Las diferencias de tratamiento en materia fiscal serian otro asunto a estudiar y negociar. De hecho, estas diferencias ya han sido condenadas por la justicia europea. La legislación que obliga a declarar la propiedad de bienes en el exterior según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) “es contraria a derecho”.
Aun con sentencias firmas siguen existiendo muchas inconsistencias y penalizaciones hacia el emigrante y solo con una voz en Madrid podrían defenderse en mejores condiciones.
Los partidos políticos españoles nunca son un campo de rosas, lo estamos viendo estos días con los problemas internos en el Partido Popular.
Quizás la ambición de un partido transversal y que contente a todos, más aún cuando estamos esparcidos por varios continentes con formas de ver la política muy diferente, es misión imposible, pero aquí llega una segunda opción que los partidos no contemplan:   
La creación de una circunscripción exterior como la que tienen en Italia, Francia, Portugal…si, justamente esos países que contemplan el Ius Sanguinis para la nacionalidad.
No es difícil ver que España décadas por detrás en el tratamiento de nuestra diáspora y o bien los emigrantes hacemos algo por lograr estar representados, o seguiremos igual por otros 2 siglos.