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Diario YA


 

la motivación de Judas

De la Carta del Apóstol San Judas y su actualidad...

Daniel Ponce Alegre. Teólogo. Tras los dos anteriores artículos, que constituyeron el motivo y preparación a mi exégesis de la Carta de San Judas, en esta última parte me voy a dedicar a mostrar la motivación de Judas y a dar unas aplicaciones actuales.
Judas explica la razón de su Carta en los versículos 3 y 4.
De acuerdo con estos versículos, vemos que la razón de Judas es identificar y combatir a los falsos maestros y a las enseñanzas falsas promulgadas por ellos y por otras personas que predicaban erróneamente el Evangelio. Judas asegura y muestra a sus lectores que el único Fundamento a las Enseñanzas, y garantía para no caer en el error con facilidad, es lo que Jesús había dejado enseñado a sus Apóstoles y ellos a su vez a la Iglesia Primigenia, y avanzar en la santidad y perfección dando pasos basados en este Fundamento Bíblico.
Esta misma lección y proceder es aplicable a nosotros en la actualidad cuando vemos o escuchamos que hermanos nuestros, e incluso pastores de la Iglesia de Cristo, abandonan la Enseñanza o la tergiversan con el resultado de que muchos se descarrían del Camino que es Cristo, y ningún otro anterior: algunos han vuelto a Abraham o Moisés, con fines interconfesionales con el judaismo o el islam, obviando a Cristo y matándolo de nuevo, y otros siguen a dioses paganos que nada tienen que ver con la Salvación dada por Jahvé Dios.
Judas también acusa a estos falsos profetas de conducta inmoral por negar los valores y enseñanzas cristianos interpretando la ley de la Libertad del Evangelio como una Ley que justifica conducta pecadora e inmoral. Judas llega a decir que ellos por sus palabras y/o su conducta rechazan a Jesucristo y están reservados para el Juicio Final del Gran Día de Jahvé, Señor de los Ejércitos, al igual que lo estuvieron los ciudadanos de Sodoma y Gomorra y otros por su conducta pecadora contranatura; no son casuales estos ejemplos que registra San Judas para recordatorio nuestro y para enseñarnos las prácticas que a Dios repugnan y que nos hacen estar reservados para la destrucción del Juicio Final.
Además también nos muestra Judas que Jahvé no sólo odia la tergiversación de la Enseñanza y la conducta inmoral, en especial la antinatura homosexual que cometían los habitantes de Sodoma y Gomorra, sino también la idolatría de dioses paganos que podían ser animales, gobernantes como un rey o un faraón, o incluso simples personas que sustituían la admiración debida a Jahvé Dios, y hoy también al Único Mediador y Salvador nuestro Jesucristo, el Ejemplo absoluto a seguir y a admirar; el resultado de estas prácticas es el mismo, la destrucción reservada para el Gran Día del Juicio.
Para que sea efectiva la Salvación por Dios, ha de haber arrepentimiento; los cristianos también podemos ser destruidos como lo fueron los israelitas en el desierto tras su acto de idolatría y en otros momentos por sus falsas enseñanzas y prácticas inmorales como la homosexualidad, la fornicación, el adulterio y otro tipo de deprabaciones que pudren y corrompen la mente y todo nuestro ser.
Los cristianos hemos sido liberados por el bautismo en Cristo, liberador del pecado, como lo fueron los israelitas al ser sacados por Jahvé de Egipto, pero también podemos ser destruidos como lo fueron los que no se arrepintieron y cayeron en la idolatría e inmoralidad constantes y durante cuarenta años tuvieron que ser purgados hasta su muerte final.
Aún si cabe Judas señala un pecado más grave, el negar la Soberanía de Jahvé, Dios Padre, y la de su Hijo Jesucristo, Único Dueño y Señor Nuestro al ser comprados con el sacrificio y entrega de su sangre como justificación por nuestros pecados, como dice San Pablo, hasta que él nos entregue al Padre y él mismo se entregue también al Padre y todos seamos todas las cosas en Dios...
Así, como conclusión a la Carta de San Judas Apóstol: seamos vigilantes, no callemos nunca la enseñanza errónea y corrupta venga de quien venga, y esperemos el Día con temor de Dios pues éste es el principio de la sabiduría.
El que tenga oídos que oiga al Espíritu en su Palabra, La Biblia. Amén.
 

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